martes, 28 de febrero de 2017

BRIGITTE SZENCZI


Brigitte Szenczi, artista española de origen húngaro, es la autora de esta acuarela titulada Lección de ajedrez. Szenczi desarrolla una obra figurativa en la que no son raras las referencias literarias y metalingüísticas y en la que resuenan ecos de Balthus y Lewis Carroll. 

En la Lección de ajedrez encontramos una moderna recreación del tema medieval de la dama y el unicornio. El unicornio, en las mitologías medievales, era un animal de tremenda fuerza y agresividad extrema que, sin embargo, se amansaba en presencia de una mujer joven y virgen, lo que permitía su captura. 

Su significado simbólico es complejo y lo mismo se entiende su historia como una alegoría de la pasión de Cristo que como una sublimación de la sexualidad. En la poesía amorosa medieval, en la literatura del «amor cortés», se suponía que la atracción que sentía el caballero por su dama era similar a la que el unicornio sentía por la doncella.

También se creía que su cuerno era un antídoto universal ante cualquier tipo de veneno y de esta credulidad se aprovecharon algunos avispados comerciantes que vendían dientes de narval y cuernos de rinoceronte a precios de oricalco, haciéndolos pasar ante sus timoratos pero acaudalados compradores por auténticos cuernos de unicornio. 

En la obra que presentamos, la inesperada presencia de un unicornio antropomorfo en un interior pequeñoburgués nos abre un abanico de preguntas. ¿Quién recibe la lección de ajedrez que menciona el título? ¿El unicornio o la joven? ¿Ha sometido su fuerza el unicornio ante el influjo de la virgen? ¿Ha sido el ajedrez el medio empleado para hacerlo?


FICHA TÉCNICA
BRIGITTE SZENCZI
LECCIÓN DE AJEDREZ (2014)
ACUARELA SOBRE PAPEL. 24 x 19 cm.
COLECCIÓN PARTICULAR


lunes, 27 de febrero de 2017

LAS CIUDADES INVISIBLES

Al volver de su última misión, Marco Polo encontró al Kan esperándolo sentado delante de un tablero de ajedrez. Con un gesto lo invitó a sentarse frente a él y a describirle con la sola ayuda del juego las ciudades que había visitado. El veneciano no se desanimó. El ajedrez del Gran Kan tenía grandes piezas de marfil pulido: disponiendo sobre el tablero torres amenazadoras y caballos espantadizos, agolpando enjambres de peones, trazando caminos rectos u oblicuos como el paso majestuoso de la reina, Marco recreaba las perspectivas y los espacios de ciudades blancas y negras en las noches de luna.
FICHA TÉCNICA
ITALO CALVINO
LAS CIUDADES INVISIBLES
SIRUELA. MADRID, 1994
TRADUCCIÓN DE AURORA BERNÁRDEZ 


Lorenzo Richelmy (Marco Polo) y Benedict Wong (Kublai Kan) en un episodio de la serie Marco Polo (John Fusco; Netflix, 2014)

El director John Fusco reconoció que el recurrente escenario en el que Kublai Kan y Marco Polo juegan al ajedrez fue una influencia de la lectura de Las ciudades invisibles de Italo Calvino.

viernes, 24 de febrero de 2017

AJEDREZ EN EL SET XVII


Sylva Koscina y Paul Newman en el set de la película The secret War of Harry Frigg. (Comando secreto. Paul Smight; Paramount, 1968)

miércoles, 22 de febrero de 2017

MÁS PELIGROSAS QUE LOS HOMBRES

El extraordinario éxito cosechado por las películas basadas en James Bond, el personaje de Ian Fleming, durante la década de los 60 del pasado siglo motivó la recuperación de la figura de Hugh «Bulldog» Drummond, con el que se buscaba obtener un éxito similar o, al menos, aprovechar la estela marcada por 007. 

«Bulldog» Drummond había sido creado por el escritor H. C. McNeile —Sapper era su nombre de pluma—, quien le hizo protagonista de diez de sus novelas entre 1920 y 1937. A la muerte de McNeile recogió el testigo Gerard Fairlie, que añadió siete historias más, y a la de este, Henry Reymond añadió todavía otros dos títulos, si bien estos fueron redactados a partir de sendos guiones cinematográficos.

No es de extrañar que la industria cinematográfica pensara en este personaje para competir con James Bond. Además de haber sido adaptado al teatro en varias ocasiones, «Bulldog» Drummond ya había protagonizado 21 películas antes de que 007 hiciese su debut en el cine. Además, el propio Ian Fleming había declarado que James Bond era «Sapper de cintura para arriba y Mickey Spillane de cintura para abajo».

La primera película de este resurgir del personaje fue Deadlier than the Male («Más peligrosas que los hombres». Ralph Thomas; Greater Films Ltd., 1967). Y el elegido para encarnar al personaje fue el actor Richard Johnson (doblado en la versión española por Ángel María Baltanás) quien, recordemos, era la primera opción de Terence Young, el director de los primeros largometrajes de 007, para interpretar a James Bond. 

En el título de esta película resuenan ecos de un poema (The Female of the Species) de Rudyard Kipling cuyo estribillo repite que la hembra de la mayoría de las especies es más mortífera que el macho. Así las cosas, no sorprenderá saber que el argumento de la película trata de un ejército de asesinas bastante sexis que trabajan al servicio del archienemigo de «Bulldog» Drummond, el supervillano Carl Petersen (interpretado por Nigel Green, con la voz de Claudio Rodríguez en la versión española) y le ayudan en sus intentos de dominar el mundo.

Dos de los tópicos más habituales en la representación del ajedrez en el cine se reúnen en esta cinta. El primero es el ajedrez como juego de seducción. En la primera escena, Drummond está jugando con la secretaria de su jefe y ambos mantienen un diálogo ingenioso, lleno de veladas alusiones sexuales, y que termina con los contendientes abandonando la partida para dedicarse a «otro juego».


—¿Jugamos a otro juego?
—Claro.
—Te llevaré a casa.
—¿A la tuya o a la mía?
Las piezas empleadas en esta escena corresponden a un modelo clásico Staunton, en el que no falta el detalle patriótico de que los colores sean el blanco y el rojo, los colores de la bandera de San Jorge, la bandera de Inglaterra.


El segundo aspecto que resalta la película en relación con el ajedrez es la suposición de que este juego guarda una íntima relación con la inteligencia. En este sentido, suele presentarse como adorno de la personalidad de los malos de película, de esos supervillanos genios del mal que con su inteligencia intentan apoderarse del mundo.

Tal es el caso de Carl Petersen en esta película. Cuando está seguro de su victoria, no puede dejar de intentar demostrar su superioridad intelectual sobre «Bulldog» Drummond derrotándolo al ajedrez. Lo curioso en este caso es que la partida tiene lugar en un gigantesco tablero mecánico al que solo hay que dictarle las jugadas para que estas se ejecuten solas. Los villanos cinematográficos, ni que decir tiene, suelen estar a la vanguardia tecnológica de su época. Recordemos que la película es de 1967 y que, en aquel entonces, la posibilidad de llevar un programa capaz de derrotar al campeón del mundo de ajedrez dentro de un teléfono que cabe en el bolsillo de una chaqueta no se le había ocurrido ni al más delirante de los autores de ciencia-ficción.


Un apunte simpático es que los trebejos de este ultramoderno ajedrez mecánico reproducen a escala parte de los que sin duda son las piezas más famosas del mundo. Las encontradas en la escocesa Isla de Lewis y que se conocen como el ajedrez de la Isla de Lewis. Está compuesto por setenta y ocho piezas talladas en la segunda mitad del siglo XII en marfil de morsa y se conservan en el Museo Británico de Londres y en el Museo de Escocia de Edimburgo. Su procedencia y las peripecias de su hallazgo permanecen envueltas en el misterio y han dado pábulo a un montón de hipótesis y de leyendas.



lunes, 20 de febrero de 2017

CONFUCIO VS. EINSTEIN


Frente al Pabellón de la Herencia de de la Universidad Tunku Abdul Rahman en la ciudad de Kampar, en el estado malayo de Perak, se yergue una estatua que reúne a una misma mesa a dos personajes históricos separados por miles de años y miles de kilómetros.

Por una parte, Albert Einstein medita su jugada delante de un ajedrez occidental. Mientras, Confucio hace lo propio delante de un tablero de go. Al parecer, el diseño se debe al escultor Wang Chain Kiang, de quien no he podido encontrar noticia cierta en internet, y se inauguró el 23 de junio de 2012. La idea detrás del monumento es tan transparente como alentadora. Elegir dos iconos del saber humano que representen la universalidad de la sabiduría y la convergencia de las civilizaciones.

viernes, 17 de febrero de 2017

LAS JUGADORAS DE AJEDREZ


Las jugadoras de ajedrez es una obra de 1955 del artista argentino Raúl Soldi. Escenógrafo en Hollywood y su país natal, ilustrador de libros infantiles y pintor, su influencia fue notable en la gestación de la moderna pintura argentina.

FICHA TÉCNICA
RAÚL SOLDI
LAS JUGADORAS DE AJEDREZ, 1955
ÓLEO SOBRE TABLA. 48 x 33 cm.
COLECCIÓN PARTICULAR

miércoles, 15 de febrero de 2017

PREMIOS WORLD PRESS PHOTO

Hace poco menos de un año comentábamos que una serie fotográfica del checo Michael Hanke, centrada en el mundo de los torneos infantiles de ajedrez, había sido elegida finalista a los prestigiosos premios Sony de 2016. Hoy, el extraordinario trabajo de Hanke ha firmado un brillante colofón al conseguir el segundo premio en la categoría de Deportes del prestigioso World Press Photo en su edición de 2017.

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La serie premiada, de la que mostramos unos cuantos ejemplos, demuestra el interés de Hanke por la espontaneidad con que los niños se enfrentan a la competición y la sinceridad con que se expresan, lejos de la circunspección y el control de las emociones que suelen caracterizar a los jugadores adultos (bueno, a algunos). Uno no puede dejar de sonreír al ver la inmensa alegría del niño que acaba de capturar la dama de su rival.

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Pero la obra de Hanke va más lejos, la tensión previa a las partidas, la desesperación ante la derrota, los padres —o los entrenadores— como aves de mal agüero, la expectación ante los momentos decisivos de las partidas quedan perfectamente retratadas en esta serie. 

Y un hecho curioso: si nos atenemos a la primera foto de la serie, la última de nuestra nota, en la que los participantes matan el tiempo con sus teléfonos móviles antes de empezar la ronda, parece que el ajedrez es un buen método para alejar a los niños, siquiera sea momentáneamente, de los artilugios electrónicos.



martes, 14 de febrero de 2017

LE MOSSE DI MARCEL


En junio de 2012, la revista de moda italiana Style publicó un artículo en el que se homenajeaba a Marcel Duchamp recreando algunas de las fotos más conocidas del artista francés; entre ellas, la que realizó Arnold Rosenberg en 1958 que fue el tema de la última entrada de ARTEDREZ.

Con estilismo de Alessandro Calscibetta y fotografías de Babic, el modelo Robert Knighton interpreta a Duchamp. 

Curiosamente, esta foto ha generado cierta confusión y en unos cuantos sitios se indica que es el propio Duchamp el retratado. Los duendes de la imprenta, probablemente.

lunes, 13 de febrero de 2017

DUCHAMP POR ROSENBERG


En diciembre de 1958, el fotógrafo norteamericano Arnold Rosenberg realizó una sesión fotográfica con la idea de hacer un portafolio sobre el artista francés Marcel Duchamp y su trabajo. En esa sesión realizó la foto que a la postre resultó la más famosa de todas las que ha hecho Rosenberg hasta la fecha, la que encabeza estas líneas.

Duchamp había recibido al fotógrafo en su estudio de la calle 14 de Nueva York, donde se había preparado un escenario para recrear fotográficamente una de las obras más famosas de Duchamp. El Desnudo descendiendo una escalera nº 2 de 1912, que tanto escándalo causara en su presentación en Nueva York en el célebre Armory Show de 1913.

Mientras esperaban a la modelo que debía posar para la recreación, Rosenberg decidió hacer una serie de retratos mezclando dos elementos típicamente duchampianos, el cristal —que era el material sobre el que había realizado varios de sus trabajos, entre ellos su obra más importante hasta la fecha, El gran vidrioy el ajedrez (por no mencionar la pipa).

Aunque la fotografía seleccionada para ampliar fue la que mostramos, no fue la única que se tomó en la sesión, como podemos ver en las tiras de contactos siguientes.


viernes, 10 de febrero de 2017

EL SÉPTIMO SELLO

Sí, es mi mano. La puedo mover; noto el pulso, corre la sangre. El sol sigue en lo alto iluminándolo todo. Y yo... Yo, Antonius Block, juego al ajedrez con la muerte.
Hace casi diez años, dedicamos una entrada a la famosísima película de Ingmar Bergman El séptimo sello. La célebre partida de ajedrez que el caballero Antonius Block disputa contra la Muerte, en un desesperado intento de ganar un poco de tiempo de vida que le permita hacer algo que dignifique su existencia y le permita superar su angustia y su temor ante la muerte, se ha convertido en una imagen icónica de la película, además de constituir su columna vertebral.

La influencia de la partida de ajedrez se ha dejado sentir de forma evidente en la publicidad del film, ya que no hay prácticamente un cartel promocional que no la incluya entre sus imágenes. Vean sino una pequeña muestra.
















miércoles, 8 de febrero de 2017

lunes, 6 de febrero de 2017

VLADIMIR SOROKIN & IRENE SHERI VISHNEVSKAYA

Anastasia Petrovna Shtain-Sotskaya (…) zurda, rotura de clavícula, pulmones débiles, sufre de muelas, dos abortos involuntarios, a la tercera tuvo un hijo varón; reside en Orenburgo, es aficionada al tiro con arco, al ajedrez y a las romanzas rusas acompañadas con guitarra.


FICHA TÉCNICA
VLADIMIR SOROKIN
EL DÍA DEL OPRICHNIK
ALFAGUARA. BARCELONA, 2008
TRADUCCIÓN DE YULIA DOBROVOLSKAIA Y JOSÉ MARÍA MUÑOZ ROVIRA

ILUSTRACIÓN
IRENE SHERI VISHNEVSKAYA

viernes, 3 de febrero de 2017

CHARLES MINGUS


El contrabajista Charles Mingus es uno los muchos músicos de jazz apasionados por el ajedrez. Mingus no perdía ocasión de retratarse delante de su juego de ajedrez de tamaño extragrande e incluso aprovechó alguna de esas fotos para las carátulas de sus discos.


En 1958, después de una prolongada crisis de insomnio, Mingus pidió el ingreso voluntario en el Hospital Psiquiátrico Bellvue de Nueva York donde pasó una temporada y compuso un célebre tema, «Lock 'Em Up (Hellview Of Bellevue)», cuyo título apenas disimula con un irónico juego de palabras lo que debió sufrir allí dentro.


En su autobiografía de 1971, «Beneath the Underdog. His World as Composed by Mingus» (Alfred A. Knopf. New York, 1971), Mingus cuenta una anécdota ocurrida durante su estancia en Bellevue.
Había un chaval sentado a la mesa enfrente de mí. Leía un libro de matemáticas —pude ver las ecuaciones y los símbolos. Antes, por la mañana, le había visto caminando; alto, desgarbado, el pelo rubio y unos dieciocho años. Luego supe que era un campeón de ajedrez que hablaba siete idiomas. Un genio, supongo. Sus padres le habían internado aunque no dijo porqué; tampoco parecía importarle. Era tranquilo y amable y siempre estaba ocupado haciendo algo. Cuando me vio mirarle me preguntó si quería jugar al ajedrez y sacó un tablero. Le enseñé lo que acababa de escribir. Lo miró pensativo y dijo: «no tengo tiempo para escucharlo todo, pero me interesa la música e intento mantenerme al tanto de lo que pasa. Es curioso que pienses que no has sido productivo. Me parece que has... Déjame ver». —dijo mientras contaba mentalmente— «Yo diría que tienes seis o siete álbumes que salieron el año pasado. No está mal». Yo estaba asombrado, pero era verdad y me di cuenta que el año pasado me parecía algo pasado diez años atrás. Me dio mate tres veces consecutivas y vi que se aburría. Así que me volví a mi litera e intenté escribir un poema.
En su disco-homenaje a Charles Mingus, «Weird Nightmare: Meditations on Mingus», (Extraña pesadilla: meditaciones sobre Mingus. Columbia, 1992), el compositor Hal Willner sugiere que el anónimo campeón de ajedrez pudiera ser nada más y nada menos que el undécimo Campeón del Mundo de ajedrez, el ínclito Bobby Fischer. De hecho, el tercer tema del álbum se titula: Canon (Parte 2) (Incluye «Jugando al ajedrez con Bobby Fischer en Bellevue Reverie» según «Beneath the Underdog»). Aunque el uso del término «reverie» parece indicar que Willner ha querido recrear una ensoñación y que el nombre de Fischer no aparece por ningún lado en el libro de Mingus, hay quien cree que efectivamente ese encuentro se produjo. Como está descartado que Fischer fuera internado alguna vez en Bellvue, en 1958 estaba preparándose para disputar el Interzonal de Portorož, celebrado entre agosto y septiembre de ese mismo año, donde conseguiría clasificarse para el Torneo de Candidatos de 1959, cabe la duda de si Mingus, cuyo estado mental no debía ser óptimo, fantaseara, o creyera sinceramente, con la posibilidad de que el joven internado fuera Bobby Fischer y así lo hiciese constar en sus notas para la biografía. Hay que recordar que la versión editada de «Beneath the Underdog» apenas es un tercio de lo realmente escrito por Mingus.






miércoles, 1 de febrero de 2017

EL HOMBRE CON UNA CAJA


Aunque visitó más de 100 países con su cámara a cuestas y publicó en las mejores revistas ilustradas de su época —Life, National Geographic, Paris Match o Stern son solo unos ejemplos—, el fotógrafo canadiense Richard Harrington debe fundamentalmente su fama a las fotos que realizó entre 1947 y 1953 de diversas comunidades inuit en las regiones árticas de América.

Bautizado «Adderiorli» (el hombre con una caja) por los inuit, Harrington realizó cinco grandes viajes por el ártico, utilizando trineos tirados por perros como medio de transporte, en la mejor tradición de Jack London. En estos viajes documentó el modo de vida tradicional de los inuit, sus difíciles condiciones de vida —uno de sus viajes coincidió con una tremenda hambruna debida a un cambio de ruta en la migración estacional de los caribúes que constituían una parte muy importante de su alimentación—, su cultura y su arte. Quizá sin saberlo retrató un mundo que desaparecía ya que los inuit estaban abandonando su forma de vida tradicional nómada para asentarse permanentemente en distintas localidades.

Harrington participó con dos obras en la exposición «The Family of Man» de 1955, la mayor exposición de fotografías realizada hasta la fecha, comisariada por Edward Steichen, y que marca la apoteosis de la fotografía humanista, de la fotografía considerada como documento social y comprometida con la dignidad humana. Las siguientes palabras de Steichen ilustran claramente el sentido de la muestra y el carácter de la obra de Harrington: «acercarse a la vida cotidiana de la gente común, a sus preocupaciones, a las cuestiones básicas del ser humano como el amor, la muerte, la infancia, el trabajo, la diversión, la familia, la educación… mostrando la igualdad entre personas de lugares muy alejados en el espacio, de culturas muy diferentes, de religiones, razas y edades también distintas». Todo ello hecho «con un espíritu apasionado de amor y fe en el hombre».

Las dos fotografías son de 1953.