martes, 23 de agosto de 2011

QUIERO SER CALIFA EN LUGAR DEL CALIFA

La semana pasada falleció Jean Tabary a los 81 años. Tabary fue uno de los grandes dibujantes de lo que se dio en llamar la escuela franco-belga de cómics para jóvenes. Aunque su producción es extensa, en España será recordado por la creación de un malhumorado personaje de nariz puntiaguda, escasa estatura, tocado verde y larga perilla terminada en punta, tacaño hasta el paroxismo, traicionero, cruel, amante de los juegos de palabras y delirantemente cómico: el gran visir Iznogud (He's no good) obsesionado con llegar "a ser califa en lugar del califa".

En el Bagdad de las mil y una noches, el bondadoso califa Harún-el-Pussah pasa la vida durmiendo y su visir tramando mil y una conspiraciones para derrocarlo con la compañía de su fiel esbirro Dilá-Lará. Aventura tras aventura, todos los intentos de Iznogud fracasan estrepitosamente.

El personaje nació en 1962 fruto de la colaboración de Tabary con el guionista René Goscinny y tuvo un éxito inmediato y duradero convirtiéndose en una de las series favoritas de los lectores (entre los que se cuenta el autor de esta nota). A partir de 1977, después de la muerte de Goscinny, Tabary continuó la serie en solitario ocupándose tanto del dibujo como del guión.

En 1966, ediciones Dargaud publicaba el primer álbum recopilatorio de las aventuras de Iznogud. En la última aventura, titulada "La isla de los gigantes", Iznogud intenta abandonar al bueno de Harún-el-Pussah en una isla habitada por dos terribles gigantes con la intención de que estos lo devoraran y llegar a ser por fin "califa en lugar del califa". Como siempre, algo sale mal en los planes del visir y termina, junto a su fiel Dilá-Lará, convertido en un trebejo del juego en el que los gigantes disputan sus partidas de ajedrez. Lamentablemente, lo gigantes han colocado mal al rey y a la dama sobre el tablero.

  
Gigante:
Tu turno, Pierrot. Llevas las blancas.


Dilá-Lará (en ropa de caballo):
¿Se acuerda de lo que le había dicho, patrón?


Iznogud (en traje de alfil de rey):
¡Una palabra más y te estrangulo!


El rey blanco:
¡Silencio, alfil! Hay que concentrarse en el ajedrez.





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